lunes, 12 de abril de 2010

¡¡¡AHORA EN BARILOCHE!!!

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

"AMOR DELIVERY",
sexo y amor en la era del consumo.
de Jazmín Gulí, Editorial Aguilar.

16 de Abril a las 20 hs.

 
Dialogarán con Jazmín Gulí la Lic. Sonia Ünterberger, psicóloga, coordinadora del Centro Hellinger Bariloche, y el periodista Sergio González, conductor de t.v. y programas de radio.

Librería Cultura. San Martín 243. Bariloche.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Prologo que no fue publicado

Eduardo Espina, poeta y filósofo uruguayo, contemporáneo. Reside en Estados Unidos. 

Es el prólogo que me regaló para el libro que en su título original en vez de “consumo” decía “zapping”.

Gracias Eduardo por este gran regalo que me hiciste. Ya que no se llegó a publicar como prólogo del libro, 

lo comparto aquí con todos los visitantes del blog.


PROLOGO

BIOGRAFIA DESAUTORIZADA DEL AMOR

Ha dicho René Char: “El poema es el amor realizado del deseo permanecido deseo”. Y la vida, cuando amor y deseo devienen al unísono posibles, cómplices uno del otro, ¿es, qué? Una vez realizada la epifanía debería cambiar de nombre, conseguir un apodo, en lugar de ser llamada simplemente “vida”. Sin embargo, su nombre como tal permanece, pero olvidamos que existe. Nos olvidamos de que la vida existe, aunque no de vivir. Aceptamos gustosos el trueque. El mundo desaparece, los nombres desaparecen, las apariencias desaparecen: sólo queda lo desaparecido. Ante su inefable presencia declaramos un estado de bienestar absoluto que no obliga a ser comprendido a ultranza, porque hay algo más allá del acoso y del fisgoneo de las palabras que impide definir esa otra experiencia, tributaria solo de sí misma. De ella, pues, de la vida del amor, ¿cómo hablar y situarla bajo la duda de la perspectiva sin hacerla significado al alcance, ni coartada de la interpretación?

Evitando dar una respuesta definitiva al asunto, pues sería un error imperdonable, el libro que el lector tiene ahora en su manos entra a esa zona augural en estado de lúcida interrogación para mirar los interludios del amor en sus distracciones principales y ver –sin verificar, porque es innecesario- hasta dónde lo imposible agazapado en los sentimientos consigue sustraerse a la experiencia humana. ¿Podrá? A partir de una metáfora límite que antecede a la realidad, Laura Jazmín Gulí articula un plan hasta entonces abandonado y restituye el prestigio a los actos de mayor plenitud de la vida, a través de los cuales pasado y futuro, memoria y deseo, nostalgia y anhelo, construyen el mismo itinerante presente, el más válido de todos por ser el único que tenemos.

El establecimiento de esta certeza, es decir, la creencia de que podemos acceder a todas las dimensiones del amor, comienza apenas situamos al prójimo. Lo vemos en su desenlace, lo caracterizamos, le damos nombre, hasta apellido, imaginamos su perfume, su pasado, su signo astrológico, lo convertimos en etcétera, y hasta llegamos a creer que sabemos quién es. ¿Es? ¿Lo es siempre, y siempre él mismo? ¿O todo hablar del, sobre el, amor no es sino la mínima respuesta a una ficción que la mente encuentra entretenida, confiable, absolutamente complacida en su laberinto con tan poco de real y tanto de surplus emotivo?

Responderá el libro en las próximas páginas: es todo eso que somos durante unas cuantas horas al día. Y somos asimismo: un desempeño de la personalidad, una conversación configurada en imagen, una idealización reconocible ante el espejo de la persona. Sí, podemos amar todo eso. Podemos alcanzar la “mismidad”, tal como Enrique Paunero definió a ese estado compensatorio de lo real. Ergo, amar todo cuando desconocemos y queremos aprender de memoria. Por eso necesitamos ver: para maquillar en el paisaje de los ojos nuestra constante ignorancia. Este volumen, impecablemente bien escrito, implacable, suspende el habla para decir y dejar que el amor entonces lo diga con sus propias palabras. Es pues una reflexión sobre aquello que está en juego, que en el lenguaje del amor, en la jerga de sus encantos y espejismos idílicos, puede ser todo, nunca casi, o la causa de la nada menos objetiva.

Amor delivery (el amor y el sexo en los tiempos del zapping) es un libro propicio, exacto diría, para estos días post-new age, cuando corre peligro el deleite amoroso (nuestro penúltimo placer laico) y su intercesión como dador de bienestares está puesta en tela de juicio. Sus reflexiones advierten: el amor es el lugar diferente del disfrute, la salida menos deportiva hacia un interior que será mucho mejor querido si la compañía es diádica, presente en distintos aspectos de la vida cotidiana, libre ya de cualquier trifulca narcisista. La dialéctica perfecta aplicada a una sublime simpleza: yo hablo y tú me entiendes, eso es el amor. Aquello que en nosotros está en medio.

En tanto proyecto cumplido, la conversión persuasiva de ese lenguaje de habla y escucha lleva a un resultado y este sucesivamente a otro, a la construcción de un proceso hacia delante, hacia una complejidad necesaria que acepta todas las diferencias, incluso una metamorfosis metafísica que tiene de todo menos de espontaneidad y de consecuencias esperadas. Escribir sobre el amor implica interrogar a los datos inesperados de la imaginación, hacer manifiestas las apariencias de su actividad para demostrar, en la medida de lo imposible, su existencia. Y si existe, entonces puede ser real. Tal vez la realización de ese aliciente que nunca cansa coincida con la sabia advertencia de Píndaro: “Llega a ser el que eres”. Esto es, el narcisismo aplicado a una inseparable utilidad.

Poniéndose a salvo del papel de intermediaria, esta biografía desautorizada del amor es, según diría Wittgentestin, "un gesto que acompaña una vasta estructura de acciones imposibles de ser expresadas por un solo juicio". Las distracciones a las que presta atención impiden perderse lo mejor, por lo que se transforma en reservorio de sentimientos hallados azarosamente a su paso, ante los cuales se detiene y reflexiona, como un sueño que empezamos a contar justo en el momento en que despertamos.

Resulta por lo tanto recomendable no hacer caso omiso a las palabras que quieren expandir la historia de nuestra persona. Conviene, además, reconocer la constancia de estas por intentar convertir las transformaciones en salvíficos desastres. Oigo a Luis de Góngora diciendo con razón (del corazón): "Amor está, de su veneno armado". En este aspecto, el libro (recordar su decisivo subtítulo: el amor y el sexo en los tiempos del zapping) presenta evidencias llamadas a nunca concluir. Estipula una renovación reordenada del desorden amoroso sin el cual la vida no es más que lema fijo, espontaneidad bajo control, intermediaria entristecida por sus bullicios.

A partir de las ruinas en construcción de la existencia, el amor, un padecimiento a domicilio, puede ser activado, entendido en donde reside. Le ha tocado situarse debajo de una neutralidad abolida que enaltece la supervivencia. Una vez que accede a dicha instancia (la de la dicha también), la vida se convierte en el gratificante intervalo donde el ser puede estar. Interviene para decir que el amor es esa puerta que se abre cuando nadie está pronto. Quién entra, quién sale. ¿Hay entrada, hay salida? La parábola sufí aporta una perspectiva:

Golpean a la puerta. Alguien dentro pregunta.

-¿Quién es?

-Soy yo, responden.

-Hasta que no digas “soy tú” no entrarás.

Recuerdo aquí otra historia, la que cuenta Thomas Bailey Aldrich (1836-1907): “Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta”. La pregunta acerca de la puerta a punto de abrirse o cerrarse (y que obliga a repetir el procedimiento la mayor cantidad de veces) guía la reflexión de este tan necesario libro. Amor/enamoramiento, abrir/cerrar, unión/disolución (aunque pueden venir unidos, como en la parábola sufí), son temas ineludibles de los cuales hoy más que nunca corresponde hablar. La autora maneja la precisión de la observación analítica de igual forma que Mallarmé introducía el silencio en la página en blanco. Al sesgo se pregunta, cómo hablar de cuanto está callado sin tener que decirlo. ¿Abrir igual la puerta aunque se sepa que no hay nadie, y sin embargo golpean?

Gulí sortea estas paradojas con la misma seguridad con que la tortuga de Zenón de Elea cruzaba la meta tras ganarle por varios cuerpos a la velocidad. Con la seducción de las palabras precisas, sobre todo cuando están enamoradas (o se hacen), la autora dilucida el sensato juego de la experiencia humana por querer saber en qué otra parte de uno mismo puede ser posible una vida mejor. Llega a ese punto, que es de partida, convencida de que las posibilidades de dilucidación son siempre distintas (por eso deja el capítulo final para la autorreflexión o campo de ayuda superior) y que lo imperfecto bienintencionado en ocasiones puede estar, sí, acertado.

En este aspecto, Amor delivery, antídoto para la era inane y muda de los video-juegos y del deseo televisado, puede leerse como un moroso y amoroso autorretrato, en el cual la propuesta de desciframiento del yo enamorado actúa a la manera de mirada panóptica dirigida a todos los confines de su actuación, incluso aquellos que no permiten verse con los ojos sino sólo (y sólo por un rato) por las palabras. La mirada del lenguaje fisgonea (no juzga pero aprovecha la oportunidad), exalta, se calma, regresa, cuestiona, se llena de ansias, retrocede, recuerda, avanza, ve la próxima frase; hace pensar en el poema “12” de Oliverio Girondo: “Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan,  se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se desnudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan […], se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehúyen, se evaden y se entregan”.

Obnubilada por las interrogantes que le salen al paso, la mirada aprende a quedarse inquieta, y de ahí en más sigue de largo, porque el periplo hacia lo que todavía tiene sentido existe como demostración incompleta que debe reiniciarse ad infinitud. El satori queda a la vuelta de la esquina, pero dónde está la esquina. ¿Existe? Y si no, ¿en qué momento comenzará a existir? ¿Debemos por obligación inventarla? Los hermanos Marx han dado una respuesta al respecto:

-Oye, en la casa de al lado hay un tesoro.
-Pero, si al lado no hay ninguna casa.
-Está bien, entonces ¡construyamos una!

Amor delivery también sugiere (y verán enseguida que sus resonancias permanecen incluso después de terminada la lectura): debemos encarar el problema de la construcción del ser, gozoso pero problema al fin, con similar entusiasmo marxista (la imaginación al poder para que el amor pueda) y alterar el orden de los factores porque el tesoro sigue esperando ser construido por el lenguaje, imaginado (el corazón interviene aunque no lo inviten), y por un saber inefable carente de método, aunque entusiasmado por el porvenir que lo nombra y lo motiva a continuar interrogando. Dicho de otro modo, tal como tan bien lo dice este libro, es el entusiasmo el gran artífice de las bellas arquitecturas afectivas, siendo asimismo la mejor decisión ante lo desconocido que busca igualmente ser amado.

La vida enfrenta una disyuntiva esencial: amar o sí, y ser o no ser diferente, pero únicamente una vez aceptada esa exclusiva condición bajo la cual el ser puede estar solo (y completo), aunque también de otra forma surgida a la manera de esclarecimiento intencionalmente en penumbras. Una interrogación en proceso. Precisamente, la inteligente perspectiva que toma Gulí en su análisis le permite actualizar la eterna ojeada que el ser humano ha realizado sobre el amor desde que el pensamiento se propuso conocerlo un poco mejor. Instala al lector en una conversación en desarrollo, la cual retoma lo iniciado por Platón en El banquete y Fedro (el discurso de Lisias sobre el enamoramiento debe verse como referente), y continuado luego por Plotino, Epicuro, Marsilio Ficino y Pico della Mirandola. 

Amparada en la interpretación de los usos y sedimentos que deja (sin dejarse ver) el amor, la autora establece el predominio de una intensa y cómplice observación a distancia, aunque desde muy dentro, pues una vez abandonadas las imposturas y dogmatismos del terapeuta, recién después de ese vaciamiento, la verdad de lo real/irreal amoroso deviene lo próximo por conocer del prójimo. Por lo tanto, a la reflexión sobre el amor se llega, lo mismo que a este en su plenitud, por abandono de las causas, no por acosar con respuestas al anónimo origen del mismo. En ese escamoteo de toda síntesis didáctica y aleatoria, en esa experiencia sin confinar, rumbo al lenguaje antes o después de su ausencia, es que la exigencia de cuestionamiento planteada por Gulí adquiere validez absoluta, esto es, su sentido de presencia mejor que nunca demostrada.

Digo en un poema de hace mucho (La caza nupcial, 1992): “Salían del amor, ilesos”. De Amor delivery, afortunadamente, nadie saldrá ileso. En esta obra de reflexión ‘fuera del discurso’, Gulí ha hecho un trabajo notable (y perdón por recurrir a este adjetivo tan mal usado por los cronistas de fútbol), pues ha tenido el tino de encarar el asunto a través de alguien más que puede ser cualquiera de nosotros y que en este caso es la propia autora coincidiendo consigo misma. El yo enamorado, re-animado (un alma lo visita), y por lo tanto actualizado a partir del advenimiento de sus emociones primordiales, es lo que “realmente” ocurre. Un periplo hacia la vida plena. Al final, la puerta se abre y alguien entra: no necesitó golpear para poder reconocerse. Sería recomendable imitar en nuestras vidas diarias tal procedimiento, y entrar. Aún tenemos esa posibilidad a disposición.

EDUARDO ESPINA (*) 

Presentación en La Boutique del Libro, Ushuaia, 7 de diciembre de 2009.


¡Estuvieron presentes las banderas de Italia y Argentina, 
gracias a la Sociedad Italiana de Ushuaia!


Contamos también con la presencia de Giampiero Pagliochini, traductor de la versión italiana. Compartió ideas y también relató momentos del trabajo compartido con Jazmín durante la traducción conjunta.


Carla Tanco presentó el libro.


Izquierda en la imagen, Doris Wichelesky, Maestra de Ceremonias, 
Derecha: Carla Tanco, escritora y ensayista.


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Próximamente, en Ushuaia, el 7 de diciembre.

Los lunes Jazmín Gulí, estoy en www.radiouno.com.ar ó 103.1 en vivo con Ari Paluch respondiendo consultas de parejas desde la óptica de Amor Delivery.

Fotos de la presentación en BsAs, Octubre




Eterna Cadencia, Palermo, Buenos Aires.
21 de octubre
En la foto Inés Garland, Luisa delfino y Jazmín Gulí.

Presentación del libro en Lima, Perú.


el 2 de Noviembre en Lima, Hotel Señorial. Coordinan presentación Nélida Medina y Carmen Cabezudo Guillén

domingo, 25 de octubre de 2009

El libro fue bautizado el 21 de Octubre, sus padrinos Inés Garland, Editorial Aguilar y Luisa Delfino. Estuvieron presentes tantos compañeros de alma/vida: familiares, amigos, pacientes, colaboradores, colegas, maestros del camino, alumnos...en fin, todos aquellos que conformamos el Alma Familiar de Amor Delivery. Vivencié nuestra red de pertenencia con Amor cocinado en casa. Fue hermoso compartir este momento mágico. Jazmín Gulí

miércoles, 21 de octubre de 2009